viernes, 13 de diciembre de 2013

Monumento de la Revolución, Antiguo Arzobispado y de vuelta a Costa Rica

Ciudad de México, México. Miércoles 11 de diciembre (2013)

Lo primero que hicimos fue salir y llamar a la empresa de los taxis para pedir uno en el hotel a las 17:15 minutos.

Por motivos de ahorro de tiempo, decidimos simplemente comprarnos unos panes en La Visconia y no tomar un desayuno completo, como lo habíamos estado haciendo hasta hoy.


El día de hoy tenemos que desalojar el cuarto del hotel a las 13 horas, por lo tanto, tendríamos que estar a eso de las 12 en el lugar, para tener tiempo para empacar. Tomamos el metro en Allende hacia la estación Revolución (que realmente queda muy cerca de ahí). Tuvimos que caminar cerca de tres cuadras para llegar hasta la Plaza de la Revolución, en que el Monumento a la Revolución queda.


Nos sorprendió que en la plaza encontramos una manifestación, pues mucha gente estaba viviendo ahí en tiendas de campaña, de forma tal que la mayor parte de la plaza estaba cubierta y era algo difícil moverse, pues había que esquivar las cuerdas que sujetaban las tiendas.


En el Monumento, nos dimos cuenta de que habían varias opciones: visitar el Museo de la Revolución, hacer una visita a los basamentos del Monumento e ir al mirador (pero hasta a partir del medio día). Como Monse no estaba interesada en seguir ahí y quería ir de compras, ahí nos separamos.


Para entrar al museo había que pagar 25 pesos (o 12.5 en caso de tener carné de estudiante). La primera sala está dedicada a la historia del Monumento mismo y a partir de la segunda, a la Revolución mexicana. Gracias al museo, aclaré muchas cosas de la historia de México que había podido ver en otros lugares en los días anteriores y la relación entre personajes importantes de la historia de este país, su contexto y la influencia de otros países. Un aplauso.


Salí a eso del medio día del museo, así que decidí hacer las otras visitas (basamentos y mirador). El costo era reducido por ser miércoles, pues me cobraron 30 pesos y aparentemente cobraban 40 o 50, no lo recuerdo bien.
En la parte de los basamentos es posible observar el gran trabajo previo que fue necesario para construir la cúpula. Hay también un sistema de espejos, que permiten ver las partes más antiguas de la misma, a inicios del siglo pasado.


Terminada la visita, hay que tomar un elevador hasta la parte más alta del Monumento, desde donde puede hacerse un recorrido a pie con vista 360.
Ambos recorridos (basamentos y mirador) tuve que hacerlos muy rápido, puesto que se supone que tenía que llegar al cuarto a eso de las 12 y cuando salí de ahí faltaban unos 20 minutos.


Me moví rápido, pero varias cosas se confabularon en mi contra: un señor me pidió ayuda con una dirección, a diferencia de cuando íbamos, había una fila para comprar los boletos, etc.


En todo caso y sin tomar en cuenta que salí muy tarde, llegué creo que prácticamente a la 1 al hotel. Me moví a empacar y terminé en unos 10 minutos. Salimos y le pedimos al encargado (se llamaba Pascual y siempre sobresalió por tener un rostro amargo y no ser muy jovial que digamos) que nos hiciera el favor de guardar las maletas mientras llegaba el taxi. Don Pascual accedió y dejamos los bolsos en un cuartito-bodega del hotel.


Fuimos a almorzar en Potzollcalli y luego nos separamos nuevamente.
Mi plan original era visitar el Palacio Nacional y luego el antiguo edificio del Arzobispado. Por algún motivo, el Palacio Nacional estaba cerrado, así que tuve que irme directo al Arzobispado.


El edificio es muy bonito y tenían una venta de productos navideños, así como varias salas con exposiciones de arte, incluyendo una sobre 50 fotografías de la National Geographic. Estuvieron muy buenas. De ahí fui a intentar comprar algunas cosillas, pero lamentablemente no lo logré y solo compré un pequeño artículo.


Para cuando llegué al hotel ya eran las 17 pasadas. El taxista ya había llegado y tanto el equipaje como la propia Monse ya estaban adentro. Apenas me subí, partimos hacia el aeropuerto.


En el aeropuerto todo nos salió muy bien, excepto que el avión tenía que salir a las 21:33 y salió a eso de las 22:28.


El viaje transcurrió sin problemas y llegamos a Costa Rica 2 horas y 37 minutos. Mi equipaje tardó mucho para salir y de ahí lo que quedaba era llegar a mi casa, lo que ocurrió como a las 2 de la mañana.

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