martes, 10 de diciembre de 2013

A Xochimilco para llevarla más suave

Hemos llevado un ritmo muy fuerte y la privación de sueño y el cansancio, me habían provocado mucho daño, así que le sugería a Monse tomar este día para recuperación, dormir más y llevarla más suave. Así lo hicimos.

Nos levantamos más tarde de lo normal. Mientras Monse desayunaba, yo me fui a cambiar dólares y en cuanto regresé, partimos a la estación de metro de Allende, rumbo a Tasqueña (la última hacia esa dirección). La novedad el día de hoy es que llegamos hasta la última estación del metro, a partir de donde tuvimos que tomar el llamado tren ligero, que consiste en un tren eléctrico, también conocido en muchos países como tranvía.


El viaje en metro fue de unos 20 minutos y en tranvía un poco más. Al salir de la estación, fuimos al embarcadero (se nombre Belem) y tomamos un paseo en trajinera de una hora en 350 pesos con don Miguel como conductor y guía. Al regresar decidimos comprar algunas cosas a una lancha-tienda. No esperé comprar tanto, se me fue lo había presupuestado para el resto de la estadía en México, pero en general quedé conforme.


Al terminar fuimos al centro de Xochimilco, en donde nos acercamos a un mercado. Como siempre, intenté ver productos nuevos y encontré una venta de grillos cocinados. Monse y yo ya somos oficialmente “catadores de chapulines”. Más adelante pasamos por el resto del mercado viendo y logré probar tejocote y zapote negro, así como ver una que otra cosa desconocida. Compré unas mandarinas y visitamos un par de iglesias, entre ellas la catedral de Xochimilco. Empezamos a comernos las mandarinas y las compartimos con varias personas sentadas en el lugar. Los señores nos dieron guías para visitar los dos museos cercanos, pero Monse no estuvo interesada en ir y (aunque yo sí lo estaba), como yo llevaba carga, no me dio por insistir.


Cuando finalmente llegamos a la estación de trenes ligeros, decidimos bajarnos en una estación intermedia llamada Estadio Azteca. Monse hizo un recorrido por el lugar (80 pesos) mientras yo la esperé (duró como 1 hora) y regresamos luego hasta la estación.


Creo que no mencioné el precio de los trenes ligeros: pues bien, cuesta lo mismo que el metro (3 pesos) y tras llegar a Tasqueña, fuimos a tocar el metro. Compramos el tiquete y nos encontramos una protesta de estudiantes, en que exigían que el pasaje del metro no subiera de 3 a 5. No sabemos cómo, lograron tomar varias partes de las entradas y dejar una entrada para el metro libre (se podía pasar sin tiquete).


Nos volvimos a bajar en Allende y luego fuimos al hotel para dejar mi carga. Salimos a comer y encontramos un lugar en donde se comía rico y muy barato, algo como Manolo o algo así, mañana confirmo.


Fuimos al hotel y luego salí a hacer un retiro en cajero. De regreso, arreglamos cuentas.


Mañana nos tocará el Centro Histórico, si Dios quiere.

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